Esa boca tuya.
Boca tuya, esa.
Tuya, esa boca.
Boca tuya, esa.
Tuya, esa boca.
Veo una boca.
Es una boca, si, estampada en el medio de la noche. Aunque no sé si es la noche o su pelo, el de la dueña de la boca encima de mí y que no creo imagine todo esto que pienso; tampoco sé si eso allí arriba son estrellas o sus ojos estrellados. Eso sí: la boca es una boca, de mujer, suya, lo sé porque es la boca que siempre esperé tener así de cerca algún día, o alguna noche. Como esta noche de boca suya allí arriba.
Es una boca, si, estampada en el medio de la noche. Aunque no sé si es la noche o su pelo, el de la dueña de la boca encima de mí y que no creo imagine todo esto que pienso; tampoco sé si eso allí arriba son estrellas o sus ojos estrellados. Eso sí: la boca es una boca, de mujer, suya, lo sé porque es la boca que siempre esperé tener así de cerca algún día, o alguna noche. Como esta noche de boca suya allí arriba.
Por mi piel no han pasado muchos amores, ni pocos. Pero han sido suficientes como para comprobar que hay una relación entre la boca de una mujer y su vulva; lo que estoy diciendo es que algo existe naturalmente en sintonía entre una y otra . O mejor dicho combinan entre sí, como cuando esos zapatos quedan bien con esa ropa, que, aunque no se parezcan, a unos le va bien lo otro. No tengo dudas de que un cuerpo con determinada boca admite solo una determinada vulva.
Su pelo cae sobre mi cara, boca tuya, esa, la que me anticipa tus otros labios, le digo sin decirlo mientras la miro, aunque no pueda escucharme.
Aún no conozco su vulva, la de esta mujer digo -el momento es inminente aunque no ha llegado aún- pero la imagino a partir de los contornos de esta boca suya, la que encontré allí en medio de su pelo, negro como la noche ahí arriba. Primero su boca, luego su vulva, ese es el orden de encuentros, todavía no la ví, pero la intuyo, porque ya conozco su boca.
Pongo rumbo hacia tu boca, dije en aquella primera tarde de café compartido junto a la ventana del bar. Los dos sabíamos que su boca era un puerto intermedio en el que yo recalaría para llegar al otro lado de su piel, en el otro puerto, el más oculto, el que otorga gloria cuando se abre para uno. Ultramar su otra boca, más allá de donde habitan todos los mares.
Mi punto de placer sos vos, me diría luego, convirtiendo las palabras en un océano interior por el que navegaría más lo perceptible que lo aparente. Palabras. Como las que suelen salir de las bocas, boca tuya, esa, que pronunciará palabras, como las que luego me dirás.
Soy hombre y suelo indagar el cuerpo de la mujer en busca del mayor placer que pueda proporcionarle. No es altivez, conozco mis limitaciones, por eso dejo que el instinto sea quien timonee mi barco. Pero como hombre que soy, la razón se acomoda casi siempre entre los pliegues de mis acciones, disparando desde allí planteos casi científicos que la mujer pulveriza de inmediato con pocas palabras, con salvaje pureza, con su boca. Palabras salvajes y puras, tuya esa boca, la que pronuncia pocas palabras, justas, húmedas del aliento de esa boca tuya.
Pongo rumbo, si. Mi mascarón de proa lleva un caballo alado, surcar estas aguas será cruzar el rubicón de la piel acompañado de sirenas buenas; será como bailar descalzo sobre un rayo lunar, o elevar en espiral las semicorcheas de una canción marinera.
Navegaré nocturnamente, con el pecho desabrochado. Y los grises vientos que desparraman furias en vano, no impedirán este ramo de ganas que llevo por velamen, ni este aliento atrevido que deja sus miedos en la sentina del alma.
Y su beso primero y el otro beso de sus otros labios tendrán un algo de fruto prohibido y otro algo de salino regalo. En las setenta líneas de mis manos llevo el pasado arrugado, lleno de gaviotas como arrebatos que aún no han volado.
Más allá de todos los mares, más cerca del infinito que de mis horas, atraparé la gloria de un prodigio que aún no ha cesado y me vestiré de vanidades a la hora de su agasajo. Ahora dos temblores marcan mi brújula mirada: el norte carmesí de su boca visible y el oculto sur de esos prometidos labios...
Navegaré nocturnamente, con el pecho desabrochado. Y los grises vientos que desparraman furias en vano, no impedirán este ramo de ganas que llevo por velamen, ni este aliento atrevido que deja sus miedos en la sentina del alma.
Y su beso primero y el otro beso de sus otros labios tendrán un algo de fruto prohibido y otro algo de salino regalo. En las setenta líneas de mis manos llevo el pasado arrugado, lleno de gaviotas como arrebatos que aún no han volado.
Más allá de todos los mares, más cerca del infinito que de mis horas, atraparé la gloria de un prodigio que aún no ha cesado y me vestiré de vanidades a la hora de su agasajo. Ahora dos temblores marcan mi brújula mirada: el norte carmesí de su boca visible y el oculto sur de esos prometidos labios...
Hermosas palabras que navegan por un mar de sensaciones y emociones que conmueven y te llevan lejos.
ResponderEliminarBesos
Ilesin, agradezco tu presencia espontánea por acá, sos de las lectoras que no necesitan ser llamadas para que vengan, y eso es muy bueno.
EliminarGracias.
Navegante del Alma, ¿qué puedo decir? A veces las palabras simplemente, sobran - o faltan. Me siento afortunada de poder leer algo tan sobresaliente, rebosa brisa marina, delicadeza y sensualidad. Un abrazo y gracias por compartirlo.
ResponderEliminarGemaestra, a vos también te agradezco la presencia espontánea. Tus palabras nunca están de más y si no estuvieran, faltarían.
EliminarTe dejo un beso grandote.
Muy potente este relato... creo que uno de los más intensos que te he leído.
ResponderEliminarLunaroja, me alegro que me cuentes lo que te hizo sentir mi relato.
EliminarUn beso.
Hola!
ResponderEliminarTe cuento que leí tu comentario en mi post viejo, el que me dijiste, y te agradezco.
Gracias tambien por haber leído el mio, en uno tuyo aun mas viejo!
Ahora se me esta por apagar la compu, no tiene mas batería y por eso te visito rápido, luego, quizas mañana seguramente pase a leer tu texto y comentar sobre ello.
Te cuento también que voy a estar mas en mi otro espacio, lapiznegroypapelblanco,blogspotcom, no en el que vos conoces.
Si queres conocerlo, ahí estarán esperándote mis palabras.
Un beso, y hasta luego!
Amiga, me alegra que hayas visto los comentarios que te deje aquí y allí. Y con gusto pasaré por tu otro sitio.
EliminarUn beso.
Letras muy buenas e intensas.
ResponderEliminarVengo agradecer tu vista en mi blog.
Me quedo si no te importa.
Un saludo y gracias
Inma_Luna, bienvenida. Y te quedo agradecido por tu comentario.
EliminarSaludos.
Navegante ...como te enamoró esa boca ..!!.me encantó de entre todas tus lindas letras...será como bailar descalzo sobre un rayo lunar ¡¡¡ Precioso !!
ResponderEliminarun beso
Doris, tus comentarios son de una transparencia y positividad absoluta. No sabes cuanto me alegra verte por acá.
EliminarUn beso grandote.
esa otra boca...
ResponderEliminarel oculto sur...
"esa otra piel"... (como el título de tu blog)
abrazos
Marga, gracias por venir.
EliminarSensaciones que van mas allá de las palabras, sentimientos profundos, intenso, fuerte... Toca el "alma". Un abrazo
ResponderEliminarOlga, que gusto verte por acá, gracias por tu comentario, abrazo retribuido.
EliminarMe gusta como te expresa, esas sensaciones que llegan a lo mas profundo. Sigue así amigo...Abrazos mil.
EliminarNuevamente gracias Olga, mas abrazos.
EliminarMe ha gustado mucho, es como un sueño anunciado, como un presentimiento que se hará realidad.
ResponderEliminarMuchos besos
Carmen, exacto, has llegado con precisión al punto central.
EliminarGracias. Besos.
"Yo vengo porque quiero,
ResponderEliminarsino porque quiero vengo..." dice la canción.
Relato erótico, sutil, sin caer en la vulgaridad. ¡Vientos!
Mejor no lloremos, mejor un abrazo dominguero con viento a favor.
Chido.
Que venga ese abrazo entonces. Y gracias por tus palabras.
EliminarEsta todo bien, no te preocupes.
ResponderEliminarLindo Domingo!!!
(No tengo mas mail...)
:(
Beso!
No, no está todo bien, jeje, prometiste dejarme un comentario aca... lo espero, besito.
EliminarMe parece un relato de una sensualidad exquisita, expresas de un modo muy real pensamientos ocultos.
ResponderEliminarHay que conocer muy bien a una mujer para reconocer en ella los tesoros más ocultos tras los pliegues sinuosos de su boca.
Un fuerte abrazo.
Raquel, ¿que puedo decir? solo gracias por semejante elogio.
EliminarAbrazo retribuído.
Como un sueño posible de alcanzar, como volar...como tan bellamente lo decís:
ResponderEliminar..."llevo el pasado arrugado, lleno de gaviotas como arrebatos que aún no han volado."
Con tu maestría , delicadeza y sensualidad nos dejas un texto lleno de sensaciones . Me encanta leerte, besos.
Hanna, en su parte analitica tu comentario es tan preciso que me asusta, jaja, lo que decis en el inicio es tal cual. Y respecto de tus elogios solo puedo agradecerte.
EliminarBesos, muchos.
Escribes y describes muy bien, como a mí me gusta:íntima y poética sensualidad, erotismo sutil...Y qué excelente juego de labios y de puertos...
ResponderEliminarGracias por compartir vivencias.
Un abrazo.
Gracias a vos Fanny, son muy elogiosas tus palabras, quedo muy agradecido por tu presencia.
EliminarAbrazo para vos.
Escribes de maravilla...
ResponderEliminarGracias por tus comentarios y apreciaciones.
Hasta pronto.
Un abrazo
Gracias a vos Volarela, abrazo grande!
EliminarAy, las bocas, Navegante...
ResponderEliminarque tanto dicen de una a hombres como tú que saben leer entre líneas, que saben interpretar, que saben cuidar las palabras a la hora de describir algo tan íntimo. Es tan íntimo para una y lo haces tan tuyo entre palabras delicadas y perfectamente expuestas.
Qué gusto da leer alguien que sabe de "bocas", de cada boca, y que sabe hablar de esa sensación de cauto desespero en medio de la pasión profunda.
Mil gracias por compartir esta maravilla.
Un abrazo fuerte!
Amiga Sad, tus comentarios son tan bellos que los leo y los releo. Son de una poética objetividad.
ResponderEliminarQue no me falten, gracias a vos por comentar.
Abrazo retribuído.
Hola Navegante…
ResponderEliminarCuanta pasión y belleza has puesto en este texto. La anticipación que conlleva el objeto deseado es tan sugerente a veces que crepita como algo eléctrico, dejando adelantadas partículas de placer en el aire, de tal forma, que hay que canalizarlas a lo que dé lugar, o pueden convertirse en estalactitas punzantes de frío vacio en la cueva del abandono.
Muy bien expresado, me ha encantado perderme entre tus letras, gracias…
Besos
Antoñi, tu comentario es todo un texto, sos tan prolífica que hasta cuando comentas suena literario.
EliminarGracias, siempre.
Es un vaivén de sensaciones y emociones, que guardas en tu proa navegante. Excelente relato.
ResponderEliminarAbrazo
María, muy bonito lo que decís, gracias.
EliminarEs así, amigo lobo, exactamente así...La relación es cierta y lo que susurran unos labios lo gritarán los otros
ResponderEliminarPaz
Isaac
Claro Isaac, vos lo comprendés a la perfección.
EliminarQue sigas bien, tan creativo como siempre.
Creo igual que tu...Hay paraísos que se pueden imaginar con solo buscar algunas de sus pistas... Tus letras siempre brillantes, hermano
ResponderEliminarPaz
Isaac
Gracias querido Isaac, buscador de lunas brillantes.
EliminarAbrazo.